HACIA UNA COMPRENSIÓN DE LA HISTORIA A TRAVÉS DE LA LITERATURA:

Sobre tradiciones, migración y costumbres familiares en el Antiguo Caldas:

Nunca dijo su verdadero nombre, pues siempre la conocimos con el trabalenguas germánico que le inventaron los estudiantes latinos de Viena: Frau Frida. Apenas me la habían presentado cuando incurrí en la impertinencia feliz de preguntarle cómo había hecho para implantarse de tal modo en aquel mundo tan distante y distinto de sus riscos de vientos del Quindío.
–Me alquilo para soñar
En realidad, era su único oficio. Había sido la tercera de los once hijos de un próspero tendero del Antiguo Caldas, y desde que aprendió a hablar instauró la buena costumbre de contar los sueños en ayunas, que es la hora en que se conservan más puras sus virtudes premonitorias. A los siete años soñó que uno de sus hermanos era arrastrado por un torrente. La madre, por pura superstición religiosa, le prohibió al niño lo que más le gustaba, que era bañarse en la quebrada. Pero Frau Frida tenía ya un sistema propio de vaticinios.
–Lo que ese sueño significa –dijo– no es que se vaya a ahogar, sino que no debe comer dulces.
La sola interpretación parecía una infamia, cuando era para un niño de cinco años que no podía vivir sin sus golosinas dominicales. La madre, ya convencida de las virtudes adivinatorias de la hija, hizo respetar la advertencia con mano dura. Pero al menor descuido suyo el niño se atragantó con una canica de caramelo que se estaba comiendo a escondidas, y no fue posible salvarlo.
Frau Frida no había pensado que aquella facultad pudiera ser un oficio, hasta que la vida le agarró por el cuello en los crueles inviernos de Viena…

Neruda dijo –Soñé con esa señora que sueña.
–Eso es de Borges –le dije
Él me miró desencantado
–¿Ya está escrito?
–Si no está escrito lo va a escribir alguna vez –le dije–. Será uno de sus laberintos.

También ella acababa de despertar de la siesta.
–Soñé con el poeta – nos dijo
Asombrado, le pedí que me contara el sueño.
Soñé que él estaba soñando conmigo –dijo, y mi cara de asombro la confundió –. ¿Qué quieres? A veces entre tantos sueños se nos cuela uno que no tiene nada que ver con la vida real.

Gabriel García Márquez

Sobre los mineros durante el siglo XVIII y XIX

Metidos en riachuelos o a su orilla zarandeaban la circular batea medio colmada de agua, de arena y de cascajo; este trabajo daba muchos proletarios montañeros la mazamorra cotidiana; y de ahí le viene, probablemente, la labor tan primitiva el nombre de mazamorreo.


Tomás Carrasquilla, Enredos e incongruencias.

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